El investigador santafesino Juan Claus detalló como incide el clima, así como otros factores, en la transmisión del dengue ante la inminente llegada del verano.

 

Con la llegada del fenómeno climatológico de La Niña, comienza un nuevo período sin lluvias en la provincia de Santa Fe. Pese a que había especulaciones de que esto derive en un mejor panorama de cara al dengue en el verano, el investigador santafesino Juan Claus descartó esta posibilidad, indicando que el mosquito Aedes Aegypti ya se encuentra urbanizado y el clima no es un factor determinante para los brotes.

 

Para ejemplificar su punto, el investigador del Laboratorio de Virología de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) señaló que el verano pasado tuvo bajos valores de humedad en Santa Fe, y aún así la provincia tuvo el mayor brote de dengue de la historia.

 

«Los criaderos dependen muy poco del clima y mucho más de la actividad humana. Depende fundamentalmente de los recipientes que se dejen abandonados, de los micro basurales, de la falta de higiene, de la falta de cuidado en el mantenimiento de los patios y los jardines», expresó Claus.

 

Según explicó el experto, la situación puede variar de región a región, e inclusive de población a población. No en todos lugares los factores con mayor influencia son los mismos, sin embargo aseguró que «la actividad humana está mucho más relacionada que los factores climáticos».

 

«No es como otros mosquitos que están menos integrados al ámbito urbano y que sí, son mucho más dependientes de los factores climáticos», diferenció Claus con respecto a lo que ocurre con el dengue, por ejemplo, en lugares de Asia. Allí «el clima juega un rol más relevante», ya que «tienen una estación, que es la estación de la lluvia, donde se les concentran todos los casos de dengue. Es una endemia con brotes epidémicos en el verano».

 

En Latinoamérica el dengue se ha comportado con ciclos trienales o cuatrienales, indicó Claus, con brotes más intensos cada tres o cuatro años y prácticamente con muy pocos casos en los períodos intermedios. Sin embargo, ese patrón de presentación de los brotes más intensos de dengue parece haberse cortado por lo vivido en Santa Fe y la región en 2023 y 2024.

 

Endemia y vacunación

 

Otro aspecto relevante a considerar es que, hasta hace pocos años, Santa Fe era un sitio con brotes epidémicos pero no endémicos. Sin embargo ahora tiene zonas aledañas donde la transmisión viral se ha mantenido a lo largo del año, como Chaco, lo que expone a la provincia un riesgo mayor de tener brotes anuales.

 

«Lo vengo repitiendo desde hace más de diez años, lo que hay que hacer es prepararse, independientemente de lo que uno pueda creer que va a pasar. Lo que uno tiene que hacer todos los años, hay que aprovechar el período invernal para hacer la limpieza, que es lo que reduce la carga de vector, y de esa manera limitar la posibilidad de que el ingreso de virus de lugar a la emergencia de un brote local. Eso hay que hacerlo siempre», subrayó.

 

En cuanto a la vacunación, Claus dijo que «es un recurso importante», pero recordó que «hay que tener en cuenta que esta vacuna tiene un buen efecto protectivo, sobre todo en relación a la hospitalización y a la presentación de casos graves de dengue, pero es menos efectiva para limitar la infección y la presentación de síntomas relacionada a la infección aguda con dengue».

 

También enfatizó que que la vacuna no protege contra otros virus que transmite el mismo vector, como la chikungunya y el zika.

 

 

Uno Santa Fe