En un contexto con precios internacionales favorables, el clima vuelve a imponerse como un gran condicionante para alcanzar las marcas previstas por las entidades bursátiles.

 

La siembra de trigo finalizó con la incorporación de 6,5 millones de hectáreas, en línea con lo implantado la campaña pasada, y con una producción proyectada en 19 millones de toneladas, dos millones más que lo obtenido en el ciclo anterior, según estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA).

 

Por su parte, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) auguró una cosecha histórica calculada en 20,1 millones de toneladas sobre una superficie de 6,9 millones de hectáreas.

 

En un contexto donde los precios internacionales permiten la obtención de márgenes positivos para el sector, impulsando la siembra del cereal, el clima vuelve a imponerse como un gran condicionante para alcanzar las marcas previstas por las entidades bursátiles.

 

Si bien meses atrás los modelos climáticos indicaban la posibilidad de un clima más benigno con el cultivo, los últimos pronósticos acrecentaron las posibilidades de que se desarrolle el fenómeno de La Niña, lo que significará, de concretarse, menores lluvias al promedio histórico.

 

En este sentido se expresó la BCR en su último reporte sobre estimaciones agrícolas: «Las lluvias de la primera mitad del invierno de este año están muy por debajo de los acumulados medios históricos de los últimos 30 años, tal como pasaba en el 2020″.

 

«Por delante hay 10 días más sin lluvias a la vista, y se encienden los temores de que se repita la historia del año pasado, la de tener una salida del invierno seca y una primavera que no cumpla con las lluvias promedios», señaló la entidad rosarina.

 

Si bien aún existe cierta preocupación en el sector respecto a la falta de lluvias durante agosto y las posibilidades de que se concrete un nuevo año Niña, «a priori, para septiembre habría una reactivación importante de las lluvias con lo cual, en ese momento donde empiezan a definirse estructuras reproductivas habría humedad suficiente para llenar el grano. No estaríamos alcanzando rindes máximos, pero no se estaría viniendo a pique como sucedió un año atrás», sostuvo la analista agrícola de trigo y girasol de la BCBA, Daniela Venturino.

 

No obstante, advirtió: «Si durante agosto no se dio nada, y llegamos a septiembre y no se producen las lluvias pronosticadas, puede haber una situación grave».