Está ubicado en el Paraje San Juan, a 15 kilómetros de Villa Guillermina, donde funcionó una de las plantas de producción de tanino de la compañía inglesa. Buscan venderlos a productores y comunas de la zona.
En el Paraje San Juan, un pequeño poblado rural ubicado a 15 kilómetros de Villa Guillermina, cobró vida un proyecto para instalar el primer vivero forestal de especies nativas. Y el emprendimiento ya está funcionando: en diciembre, fueron sembrados los primeros 700 algarrobos, ejemplares característicos de la flora autóctona.
Se trata de una acción encarada por la Fundación de la Bolsa de Comercio de Rosario a través de su Proyecto Feraz, un programa de desarrollo local para fomentar el emprendedurismo y el fortalecimiento de las actividades económicas-productivas del paraje basado en un plan de trabajo participativo donde la comunidad define su propia visión apoyada por diferentes instituciones como la Universidad Nacional de Rosario y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.
LOS CAMINOS DE LA HISTORIA
La comuna de Villa Guillermina, en el departamento General Obligado, atesora una historia ligada directamente con la explotación forestal. Emplazada en un entorno de extensos montes de quebrachos, fue uno de los sitios elegidos por la compañía inglesa La Forestal para instalar sus bases productivas, a mediados del siglo XIX.
La firma británica explotó los quebrachales de la zona para producir tanino -logró ser la primera productora a nivel mundial-, y durmientes con los que se extendió el ferrocarril en la región, creando pueblos y puertos. Sin embargo, luego de que la empresa cerrara sus puertas a mediados de siglo XX, decenas de pueblos del norte de Santa Fe y Chaco cayeron al olvido y miles de hectáreas de monte quedaron arrasadas.
Más de medio siglo después, la historia parece tomar otro camino.
VIVERO FORESTAL
La idea de un vivero forestal surgió a través de un programa de la Fundación llamado Agromakers, en el que un equipo de jóvenes provenientes del Núcleo Rural del paraje diseñó la solución a partir del problema que ellos mismos observaron por la deforestación. “Es una colaboración muy focalizada al problema del desmonte, sin embargo también es un aporte muy valioso desde lo cultural” expresó Ana Deambrosi, extensionista del INTA Las Toscas.
MANO A MANO
Fue así que los alumnos de la escuela N° 6248 Miguel de Güemes presentaron su propuesta: Generar un vivero para la plantación de árboles nativos, venderlos luego a productores y municipios de la zona, colaborando no solo con el desarrollo económico sino también con el problema del desmonte.
AGROMAKERS
Agromakers es una de las líneas de trabajo principales de la Fundación BCR y busca promover la innovación y la generación de emprendimientos en escuelas agrotécnicas y sus comunidades rurales, incentivando a los jóvenes a trabajar en equipo. Se trata de programa que busca generar proyectos con un fuerte anclaje en la realidad territorial.
Hace tiempo que la institución viene trabajando con las comunidades rurales, apoyando el crecimiento de la cadena agroindustrial desde sus eslabones más simples y vulnerables. “El taller de emprendimientos que trabajamos en el Paraje San Juan está pensado para que los miembros de la comunidad puedan materializar lo que hacen y se pregunten lo que falta en búsqueda de perfeccionar sus actividades”, expresó la coordinadora de Fundación BCR, Anaclara Dalla Valle.
En primera instancia el proyecto parecía inviable ¿Cómo cultivar en una comunidad que no poseía agua segura? La construcción de 6 aljibes vino a solucionar ese problema. “El proyecto se inició por la demanda de una docente de la escuela. Nos encontramos con una comunidad dispuesta a trabajar de forma solidaria pero sin un recurso básico con el Agua”, destacó la ingeniera Deambrosi.
A contra pelo de su realidad, un grupo de jóvenes conscientes de los problemas por los que su comunidad atraviesa, deciden abordarlos con soluciones que rompen el molde de manera simple pero profunda, aprendiendo a sembrar y a cuidar lo que crece.
Fuente: – campolitoral