¿Podrían los municipales llegar a destrabar el conflicto con el resto de la administración pública?

 

El Gobernador Lifschitz está persuadido de que hizo la mejor oferta de aumento salarial del país a los empleados públicos y docentes de la Provincia de Santa Fe; y por ello tomó la contundente decisión de trasladarle por decreto a los maestros el mismo aumento salarial que AMSAFE (y SADOP) había rechazado, pero que habían aceptado dentro del sector sus pares UDA y AMET; y UPCN en el ámbito de la administración pública: 18 % en dos tramos iguales del 9% (marzo y agosto) con cláusula gatillo.

 

Y ardió Troya. Inmediatamente AMSAFE y SADOP junto al estatal ATE que también había rechazado el aumento, dispusieron medidas de fuerza para después del feriado extra largo.

 

El Gobernador ya había doblado la apuesta: se descontarán los días de paro, anunció la semana pasada.
Este martes comenzó a circular en los ámbitos de la administración pública un facsímil de la nota que el Ministro de Gobierno Pablo Farías le enviara a los Ministros, Secretarios de estado y autoridades máximas de los organismos descentralizados, ordenando el descuento del día para quienes no justifiquen la falta. También los agentes estatales recibieron en sus celulares la copia de otra planilla con los montos a descontar por día según la categoría.

 

Si por no estar de acuerdo con el aumento otorgado, el titular de ATE Jorge Hoffmann le había pedido públicamente al Gobernador Lifschitz «que se vaya», no queremos imaginar cuál sería ahora su reacción ante la revalidación fáctica de la medida; hecho no observado en otros momentos de conflictividad gremial.

 

Ahora bien: si el Gobernador Miguel Lifschitz, después de semejante decisión (que le está costando la bronca dentro del propio FPCyS) diera marcha atrás, sea con los descuentos o con el aumento, habría demostrado una debilidad no concebible en los manuales de procedimiento de la política.

 

El poder no es omnímodo, de su justa y equilibrada administración depende que no se vuelva en contra. La semana pasada el Gobernador le abrió el ventiluz al gato para que, atrapado y sin salida, no arañe (moraleja popular). En este caso a los docentes: si reconsiderasen su postura, el gobierno podría devolver los días descontados. Solo eso. ¿Haría lo mismo con ATE?. ¿O tendrán que deponer las armas sin atenuantes?.

 

Allí la situación es políticamente más compleja, pues involucra también a UPCN, cuyo titular Jorge Molina salió bastante magullado de la asamblea donde se decidió, por escaso margen, aceptar el aumento. Si el gobierno tuviese contemplaciones con los afiliados de ATE que van a la huelga, aún sin lograr el cometido gremial, Molinas quedaría en una incómoda posición. Y seguramente se lo haría saber al gobierno. Ya lo acaba de hacer Sergio Romero de UDA.
Quedarían también los frentes abiertos de las gremiales médicas AMRA y SIPRUS, a cuyos afiliados también les llegó la planilla volante «viral» de los descuentos.

 

Atención con los municipales cuyo acuerdo paritario podría ser una mancha venenosa para el conflicto con la administración pública y la docencia: pactaron también el 18 % de aumento, pero en dos tramos de 10 % en marzo y 8 % agosto; con cláusula gatillo y sobre sueldos vigentes (después de aplicar cláusula gatillo 2017). Ningún empleado municipal cobrará menos de 2800 pesos de aumento de bolsillo ($ 1500 en marzo y $ 1300 en agosto).

 

¿Podrían llevar los municipales a reabrir el resto de las paritarias salariales?.