Según el Inta, las lluvias serán dispares hasta el mes de mayo. La soja de segunda muestra rendimientos inferiores a los 15 qq/ha.
El 80% de la región núcleo “está en condiciones de sequía”. Así de contundente fue el último informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA), de la Bolsa de Rosario, que da cuenta de los graves efectos de la sequía en la región. “Lluvias que pasan de largo y marcas térmicas por encima de las normales para el mes de febrero dejaron un déficit de agua sin precedentes”, agregó.
Según el relevamiento, la condición de sequía se extiende en el 80% de la región núcleo y los cultivos de segunda avanzan en su ciclo y el margen para recuperar quintales es cada vez menor.
En la zona núcleo, marzo comenzó con una necesidad de más de 140 milímetros (mm) de agua y en los próximos 15 días debería llover ese caudal para que el suelo vuelva a alcanzar las condiciones óptimas de humedad.
Sin embargo, existen muy pocas probabilidades de que esto ocurra. Un informe elaborado por el Instituto de Clima y Agua de Inta, indicó esta semana que “hasta mayo, en plena campaña de granos finos, las precipitaciones serán inferiores a lo normal en el NEA, Patagonia y Cuyo, mientras para Buenos Aires y NOA se prevén que sean superiores a lo esperado”, anticipando así un trimestre con lluvias dispares en el país.
“Producir con altos riesgos y variabilidad climática parecía ser la norma, pero como si esto fuera poco, ahora se suma la irregular distribución espacial y temporal”, destacaron.
En este marco “los precios tomaron la senda inversa a los rendimientos”, indicaron las economistas de la Bolsa local, Sofía Corina y Emilce Terré en un informe difundido el viernes. Señalaron que “en el mercado físico de Rosario el precio de referencia de la Cámara Arbitral para la soja escaló hasta los $ 6.300 la tonelada para las operaciones del miércoles”.
Indicaron además que “si valuamos la pizarra en dólares tomando el tipo de cambio comprador del Banco Nación, ello representa u$s 315 la tonelada, el valor más alto de los últimos cuatro años”.
Las economistas indicaron que la gravedad de esta situación hídrica no solo impacta en Argentina sino también a nivel global. “Argentina es el principal exportador de harina y aceite de soja. Tanto la cantidad como la calidad del grano, está siendo afectada por las adversidades climáticas y repercuten en el precio de referencia de Chicago”, señalaron.
Justamente esta semana, “los futuros de harina de soja tocaron su valor más alto desde julio de 2016, mientras que el contrato de mayo del poroto alcanzó los u$s 388,6/t; máximo precio desde enero de 2017. En el transcurso del mes de febrero, la harina aumentó 16% y el poroto 6%”, indicaron Corina y Terré.
El estado de los cultivos
Los últimos datos del GEA indican que las escasísimas lluvias de los últimos entre hoy y mañana se espera que se desarrollen tormentas en la región núcleo. Pero tendrán las mismas características de las lluvias de este verano: acumulados tentadores sólo en sectores muy puntuales y acotados.
La soja de segunda, el cultivo más afectado, muestra rendimientos por debajo de los 15 qq/ha e incluso hasta pérdidas totales en los lotes si no llueve pronto. “Un 70% de los cuadros se encuentran formando el fruto y el 30% restante en plena floración. Es crucial contar con algunos milímetros”, indicaron.
Por otra parte, crece el deterioro de los maíces de diciembre, ya que la feroz sequía se está quedando con gran parte de esa producción. Según el GEA unas 200 mil hectáreas “están entre regulares y malas condiciones”.
Detallan que el cultivo está finalizando la floración con un gran déficit hídrico. “Algunos lotes del centro sur de Santa Fe se están comenzando a picar o dejando ingresar al ganado”, indicaron desde el GEA.
En cambio, la soja de primera está tocando la recta final. El 70% de los cuadros están llegando al máximo tamaño de los granos (R6), con los rindes prácticamente definidos. Los promedios rondan los 33 qq/ha y la gran heterogeneidad de condiciones se debe más que nada al aporte de agua por parte de las napas que han recibido los lotes. “El 65% de los cuadros se los clasifica entre buenos y muy buenos y un 35% entre regulares y malos”.
Los pocos acumulados que recibieron algunas localidades del centro sur de Santa Fe el fin de semana pasado sirvieron para terminar de llenar los granos. “La parte positiva es que se redujeron los costos de los tratamientos de control por la baja presencia de plagas y enfermedades de fin de ciclo”, indicó el GEA.
Por otra parte, la cosecha de maíz temprano avanza lenta. “Unas 750 mil hectáreas de están a la espera que baje la humedad de sus granos para poder ser cosechados. Los ingenieros señalan que ante la baja probabilidad de lluvias muchos productores eligen esperar a que el grano se seque en la planta para no pagar la secada”, indicó el GEA.
Los pocos lotes levantados en el centro-sur de la provincia de Santa Fe arrojan resultados entre 80 y 100 quintales por hectárea (qq/ha).
Centro norte
En el centro norte santafesino, la soja de segunda y maíz de segunda, son también los cultivos más impactados por el período seco. Así lo indicó el Sistema de Estimaciones Agrícolas (SEA) que elabora la Bolsa de Comercio de Santa Fe y el Ministerio de Producción.
El mismo indica que se registró “un período con estabilidad climática en general”, solo en sectores puntuales se registraron chaparrones con algún descenso parcial y temporal de las temperaturas medias diarias.
“Los sucesivos días con registros de altas temperaturas, aumento de la demanda hídrica por parte de los cultivos y la ausencia de precipitaciones que se fueron acentuando día tras día, hicieron más evidentes las consecuencias sobre los cultivos de la presente campaña. Siendo el área central de la provincia la de mayor impacto”, detalló el informe.
Con el transcurso de los días el área de afectación fue aumentando con hechos concretos y escenarios cada vez más complicados. Hasta la fecha el área más problemática correspondería a 5.100.000 de hectáreas aproximadamente,
parte continental. En ella los sistemas productivos presentaron realidades complejas y pérdidas que comenzaron a cuantificarse, sin saber a futuro las mermas productivas. Agravándose la situación ante las escasas a nulas probabilidades de precipitaciones a futuro.