La adolescencia es la etapa de la vida durante la cual el sujeto busca estabilizar su identidad adulta, apoyándose en las primeras relaciones objetales-parentales internalizadas.

 

El adolescente va pasando por un cierto grado de conducta patológica la cual se debe considerar inherente a la evolución normal de esta etapa de la vida. Entonces el adolescente atraviesa por desequilibrios e inestabilidades, momentos de ensimismamientos, alternados con audacia, timidez, incoordinación, urgencia, desinterés, apatía. Todo ello, Aberastury lo denomino como el “síndrome normal de la adolescencia”. Así describe lo siguiente como “sintomatología” característica de la adolescencia:

 

1) búsqueda de sí mismo y de la identidad;

 

2) tendencia grupal;

 

3) necesidad de intelectualizar y fantasear;

 

4) crisis religiosas;

 

5) la desubicación temporal;

 

6) la evolución sexual;

 

7) actitud social reivindicatoria;

 

8) contradicciones sucesivas en todas las manifestaciones de la conducta;

 

9) separación progresiva de los padres;

 

10) fluctuación del humor y del estado de ánimo.

 

En relación al primer punto, búsqueda de sí mismo y de la identidad, aquí son de fundamental importancia los procesos de duelo con respecto al cuerpo infantil perdido y el aceptar/acostumbrarse a un cuerpo adulto.

 

En su búsqueda de la identidad adolescente, el individuo recurre a la búsqueda de la uniformidad que puede brindar seguridad y estima personal. Allí surge el espíritu de grupo, hay un proceso de sobreidentificación masiva en donde todos se identifican con cada uno. No puede apartarse de la “barra” ni de sus caprichos o modas, vestimenta, costumbres, preferencias de distinto tipo, etc.

 

Este fenómeno grupal adquiere una importancia trascendental ya que se transfiere al grupo gran parte de la dependencia que anteriormente que mantenía con la familia, principalmente con los padres. De esta manera, el grupo constituye la transición necesaria en el mundo exterior para lograr la individuación adulta.

 

También, pueden darse “identificaciones negativas” basada en identificaciones con figuras negativas pero reales. Esto constituye una de las bases del problema de las pandillas de delincuentes, adictos a las drogas, etc.

 

Surgen, además, “Identidades transitorias” las que se adoptan durante un periodo de tiempo, ej. lapso de machismo en el varón, tribus urbanas, etc. También, “identidades ocasionales” las que se dan frente a situaciones nuevas, ej. 1º encuentro con una pareja, el primer baile, etc. Y las “identidades circunstanciales” que conducen a identificaciones parciales transitorias que suelen confundir al adulto, sorprendido a veces ante los cambios de conductas, ej, cuando ven a su hijo como es en el colegio, en el club, etc.

 

Todas estas “identidades” son adoptadas por el adolescente, aspectos de su identidad y que surgen como una de sus características fundamentales relacionadas con el proceso de separación de las figuras parentales.