Se trata de la primera parte de un trabajo realizado durante los años 2009 y 2011 que refleja la visión de los presos, pero también la mirada de los trabajadores penitenciarios, realizado por el programa Delito y Sociedad de la UNL.
Se realizó la jornada “Radiografía de la prisión. Las voces de los presos en la provincia de Santa Fe” en la que se presentaron los resultados de la primera parte de una encuesta realizada a personas privadas de su libertad en la provincia de Santa Fe sobre temas de la vida en prisión. El encuentro que se realizó este miércoles 7 de noviembre, en el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNL, fue organizado por el Programa CAID 2009 Delito y Sociedad de la facultad y el Programa “Delito y Sociedad” de la Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
Durante la presentación, Máximo Sozzo, director del Programa de Extensión Delito y Sociedad de la UNL, explicó que se trata de la primera parte de la divulgación de resultados desde la mirada de la población de los presos, pero que el trabajo de investigación tiene una segunda parte que será difundida próximamente y que “está relacionada a las voces de los trabajadores penitenciarios”.
“Hicimos dos grandes trabajos de campo, uno en 2009 y 2010 y otro en 2011, diferenciando estos dos grupos. La idea era que las miradas de cada uno de los grupos que cotidianamente comparten el escenario de la prisión se pudieran plasmar a través de estos instrumentos”.
Sozzo rescató el importante apoyo que tuvieron de parte de la Secretaría de Asuntos Penitenciarios de la provincia de Santa Fe y también se tradujo en el apoyo a través de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Provincia.
Sobre la investigación
En América Latina y en Argentina no existen muchos estudios empíricos desde las ciencias sociales sobre este campo. Sin embargo, Sozzo explicó que “hay dos precedentes fundamentales de esta investigación que presentamos: una encuesta desarrollada en 2006 por la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA junto con la Procuración Penitenciaria Federal en las cárceles federales, pero con dos grupos de personas privadas de la libertad: mujeres y jóvenes adultos. Luego hubo otra experiencia encarada por la Procuración junto con el Centro de Estudios Legales y Sociales y la Defensa Pública Nacional que también se refirió a las prisiones federales y mujeres presas, publicado en 2010”.
E trabajo de la UNL se diferencia de los antecedentes señalados porque “intentó por primera vez en Argentina construir una muestra representativa de la totalidad de la población penitenciaria de la Provincia de Santa Fe. Construimos una muestra a partir de tres criterios: la unidad penitenciaria, el sexo y la condición jurídica, es decir procesado o condenado”, explicó Sozzo.
La encuesta y algunos resultados
El caso del trabajo presentado es cuantitativo y de carácter anónimo y confidencial, por respeto a las personas privadas de su libertad. En total fueron 296 encuestas realizadas por estudiantes de Abogacía y Sociología, y docentes de la UNL. Para organizar la información recabada se dividió en 11 temas principales: quiénes están presos, experiencias del encierro, frente a la justicia penal, trayectorias espaciales al interior de la prisión, observados calificados y tratados, vigilados y castigados, régimen disciplinario, violencias, salud al interior de las prisiones, educación y trabajo, contactos familiares y sociales, y flexibilización del encierro.
Para dar cuenta de algunos resultados expuestos, en principio hay que resaltar que más del 50% de las personas presas en la provincia son condenadas y el resto procesadas. En cuanto al primer tópico “hay una fuerte presencia de personas jóvenes, menores de 35 años, que integran más del 50% de las personas privadas de la libertad”, explicó Sozzo.
Otro tópico relacionado a la formación de las personas da cuenta del bajo nivel educativo en la población penitenciaria. “El secundario completo no llega a un 10% de la población penitenciaria, o sea la mayor parte de las personas presas no ha llegado a completar lo que hoy es la escolaridad obligatoria en nuestro país, e incluso la cantidad de personas que no llegan al secundario es significativo: son más de 6 de cada 10 personas que están presas”, expuso el abogado.
Otro aspecto importante que refleja la encuesta es la experiencia del trabajo antes de ingresar a la prisión. En este sentido, Sozzo planteó que “hay una imagen muy difundida en el sentido común de que las personas que han cometido un delito o lo cometen frecuentemente son personas que no trabajan o que no lo hicieron nunca”. En este caso la encuesta refuta ese argumento: “Ante la pregunta sobre si alguna vez de su vida, antes de estar preso, tuvo algún tipo de trabajo los niveles de respuestas positivas son 9 de cada 10”, manifestó Sozzo. Y aclaró que el trabajo se lo toma en un concepto amplio ya que aquí puede considerarse “de subocupación, temporario, la realización de albañilería, changas, de menor remuneración o trabajo precario”.
Se puede decir que no hay una frontera fija entre ambos ámbitos, sino que es permeable. Hay una lógica del doble ingreso”, sostuvo Sozzo.