«El miércoles se anuncia la apertura para la exportación de 15 millones de toneladas de maíz», adelantó la presidenta Cristina Férnandez durante un acto en el Mercado Central de Buenos Aires cuando ya terminaba su discurso.
«Pará, pará, que tengo que hacer un anuncio», sorprendió Cristina cuando ya se bajaba del atril desde donde había hecho uso de la palabra. «Pavadita de anuncio que me había olvidado de hacer», dijo entre chanzas antes de arremeter con la novedad y aclarar que la medida tenía impacto en el cereal «que se comienza a sembrar ahora en agosto. Así que a sembrar trigo, muchachos», cerró entre aplausos.
Descontracturada, con un tono de voz más bajo que el habitual, la presidenta se mostró junto al gobernador bonaerense Daniel Scioli en un acto en el Mercado Central, en medio de las tormentas internas que inundan tapas de diarios y comentarios de analistas políticos.
Tras entregar subsidios y premios a productores apícolas, y luego de adjudicar casas en Bariloche por videoconferencia, la presidenta se encargó de remarcar el trabajo de los productores apícolas: «Nos han llevado a ser líderes a nivel mundial en producción de miel, pero no a granel sino envasada, con valor agregado», dijo.
También habló de «las 270 casas que él prometió en julio de 2004 en San Carlos de Bariloche, con una inversión de más de 75 millones de pesos del Plan Federal». También se refirió la inauguración de un frigorífico y mencionó al Mercado Central como «lugar emblemático» y le habló a Guillermo Moreno («no me mire con cara de Angelici a Riquelme», bromeó), el secretario de Comercio, por los precios bajos del predio ubicado en el partido bonaerense de La Matanza.
«Seguiremos ayudando a todos los productores, a los pequeños y medios, porque queremos que todos sigan produciendo», señaló la primera mandataria.
Luego le dedicó una referencia a Scioli: «Recordábamos hace instantes con el gobernador de la provincia cuando una nenita se cayó en un pozo, yo estaba en Corrientes, luego visitamos a la nena en el hospital Néstor Kirchner en Florencio Varela», reseñó antes de filosofar en tono confidente: «Todo es una pequeña suma, así en la vida de cada uno como en la historia del Estado. Y todos los días hay que hacer algo, porque ya se han perdido muchos días. Con cada uno en su lugar, cumpliendo su rol, aunque nosotros tenemos mayor grado de responsabilidad», sostuvo.
Y dejó para el final: «Les pido a todos los argentinos que dejemos prejuicios de lado, algunas cosas que nos hacen parecer un poco mezquinitos, egoístas, porque el mundo se va a poner cada vez más difícil, entonces necesitamos estar más unidos que nunca», cerró.
Pero cuando todo el mundo se levantaba y comenzaban a atronar los cantitos de la tribuna, volvió sobre sus pasos y pidió nuevamente atención («no me sale chiflar, tendría que aprender», comentó) para el anuncio sobre la apertura para la exportación de las 15 millones de toneladas de maíz.